Alemania: del fútbol físico al fútbol total

Alemania: del fútbol físico al fútbol total

 

El resultado de apostarle al proceso

 

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Desde sus inicios a mediados del siglo XIX, el fútbol ha tenido grandes y numerosos cambios, que han contribuido a su modernización y a convertirlo en un deporte más atrayente.
 

Desde la limitación de coger el balón con las manos, hasta la implementación de las reglas como el fuera de lugar, pasando por la aplicación de tarjetas cuando se ha cometido faltas, hasta la diversificación de modelos tácticos que en un principio podían ser demasiado ofensivos llegando a jugar hasta con 6 delanteros y finalizando con modelos mucho más equilibrados como se pueden ver ahora. De la misma manera, el fútbol alemán ha tenido un inmenso avance a lo largo de los años.

 
Para empezar, los teutones han sido protagonistas en la historia del fútbol mundial, debido a su condición de rivales difíciles de vencer, sobre todo por su poderío físico y psicológico, que les aporta un plus de confianza, y que es a la vez, el talón de Aquiles de otros equipos.
 

Esto fue demostrado en Suiza 1954, fecha en la que ganaron su primer campeonato mundial, llamado en ese entonces Jules Rimet, de la mano de Morlok y del artillero Rahn, quienes sin un fútbol muy vistoso, lograron arrebatarle el título a Hungría, que contaba entre sus filas al histórico Puskas.En 1974, eran los anfitriones en una contienda que tenía como favorita a la “naranja mecánica” de Johan Cruyff, onceno que le apostaba a un estilo muy marcado de posesión de balón, con el cual, lograron maravillar al mundo, y de la misma forma sorprenderlo, al ser derrotados en la final por el poderío físico alemán, liderado por el capitán Franz Beckenbauer, Paul Breitner y uno de los goleadores históricos de los mundiales Gerd Müller, jugadores insignia, con quienes Alemania ganó su segunda copa del mundo.

 
Su tercera consagración llegó en Italia 1990, reeditando la final de 1986. Argentina era nuevamente su rival, equipo que 4 años atrás, consiguió derrotarlos de manera categórica. Pero a diferencia de lo acontecido en ese año, esta vez, Alemania con un penalti convertido por Andreas Brehme, casi finalizando el encuentro, nuevamente decretó a los germanos como merecedores de la máxima competición futbolera.

 
En 2002, después de perder contra el equipo brasilero, liderado por Ronaldo, Rivaldo y Ronaldinho, la Federación Alemana de Fútbol, se dio cuenta de que la fuerza física, en la cual centraban su manera de jugar, ya no era suficiente, para vencer a rivales en los cuales prevalecía la técnica, el trabajo en equipo y la habilidad. De esta manera,dieron inicio a un proceso a largo plazo, que comenzó con la implementación de mejoras desde las divisiones menores, en relación con el dominio de la técnica, como objetivo principal.
 

Este proceso, estuvo al mando del reconocido goleador Jürgen Klinsmann y de su asistente Joachim Low, en 2006, quienes lograron volver homogéneo, un grupo que tenía grandes estrellas como Ballack, Klose y Lahm, juntándolos de la mejor manera con nuevos talentos como Schweinsteiger y Podolski, y aunque el título mundial fue esquivo, se logró un cambio positivo en el estilo de juego alemán, que iba alcanzando lo que verdaderamente Klinsmann y Low pedían.

 
En 2010, Low, tomó las riendas del equipo, y no cambió lo que venían proponiendo. Además del siempre imponente físico, lograron salir del modelo de fútbol anterior, que se orientaba al pase largo, para que sus habilidosos delanteros resolvieran.Esta vez, implementaron transiciones de defensa a ataque más rápidas, pero precisas, y de la misma manera, consiguieron fusionar a los ya consagrados Schweinsteiger, Lahm y Klose, con los talentosos Özil, Müller, Neuer y Khedira. Esta propuesta futbolística, solo fue vencida por el juego español, que conquistó el mundo. Con la confianza puesta de nuevo en Low, partieron hacia Brasil 2014, con la esperanza de alcanzar el objetivo que se habían propuesto dos mundiales atrás.
 

Así, pasaron cómodamente por el grupo G, goleando a Portugal, venciendo a Estados Unidos y empatando con el difícil Ghana. Acto seguido, avanzaron a cuartos de final superando a Argelia, un equipo que complicó mucho a los favoritos, pero que acabó sucumbiendo ante su efectividad. Francia, su rival en cuartos, no pudo igualar el gol conseguido por el equipo germano al inicio del encuentro, con lo que Alemania demostró que también sabía cómo aguantar resultados. Para la semifinal, había mucha expectativa, pues Brasil, el equipo anfitrión, en muchos partidos tuvo un plus a su favor. Sin embargo, contra Alemania, el desconocido Brasil sufrió su más mayor derrota. En este partido, el equipo Alemán lleno de confianza, de entrega y sobre todo de efectividad, en 25 minutos logró estar 4-0 arriba, con un fútbol de control del balón y control total del partido, para un marcador final 7-1 a favor de los europeos y un pase a la final más que merecido.

 
Argentina, viejo rival, era de nuevo su contendor en la máxima instancia de la competición. Llegó a esta fase con lo justo, en la mayoría de partidos, pero con algo que siempre ha sido característico en ellos: la entrega. A pesar de que en el desarrollo del juego, ambos equipos tuvieron opciones claras de gol, como la iniciativa y el control del partido, eran los alemanes, quienes intentaban de todas maneras adentrarse en el campo gaucho, que le apostaba a la velocidad de Messi y Lavezzi en los contragolpes. Hasta que a pocos minutos de irse a penales, una jugada maestra por la banda izquierda, fue concretada por el habilidoso mediocampista Mario Götze, para darle el cuarto título mundial a su país.

 
Así se concretaba el sueño, gracias a juego en el que primaba la posesión del balón, pero no una posesión lenta, como ocurre en muchos casos, para darle trámite al partido – sino con una posesión efectiva, precisa, arrolladora, Alemania desbarató todas las defensas, con múltiples variantes, tanto en el medio campo, como en el ataque, con movilidad, ocupando los espacios libres, con un gran trabajo en equipo, pues siempre tenían un compañero a quien pasar, y sin dejar de lado su efectividad, los “teutones” mostraron al mundo el fútbol total.

 
La enseñanza que deja la experiencia alemana, es que para alcanzar los objetivos propuestos, es necesario dejar de lado la mentalidad inmediatista, centrada en el resultado, y en su lugar, se debe dar paso al proceso, que implica manejar una visión a largo plazo, vinculando la ciencia, la experiencia y las oportunidades de desarrollo en la formación de futbolistas.
 
Un proceso llevado a cabo con profesionales idóneos, capacitados e interesados en la cualificación personal y profesional de los jugadores de las canteras. Un proceso que apueste a formar jugadores, desde el principio de potencializar sus capacidades y enseñar lo que haga falta, en el marco de una perspectiva dignificante del futbolista. Ojalá algún día lo entendamos.

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